Calcular el capital circulante te ayudará a mantener un crecimiento sostenible y realista.
Hay muchos conocimientos financieros usados por grandes empresas que ayudan enormemente a las pymes. Como hoy hablaremos de dinero, y cuando se habla de dinero ir al punto es siempre buena idea, iniciaremos con el ejemplo. ¿Qué es el capital circulante? En pocas palabras, es la cantidad de dinero que necesita tu empresa para cumplir con sus obligaciones financieras diarias y seguir funcionando con éxito.
Considéralo como la cantidad que necesitas en efectivo disponible para poder pagar a tus proveedores y empleados, ocuparte de los costes de mantenimiento, comprar existencias y pagar los gastos generales. Como ves, es un aspecto clave para las finanzas de cualquier negocio.
Sigue leyendo y descubre cómo un cálculo efectivo del capital circulante puede hacer maravillas por tu pequeña empresa.
El cálculo es sencillo. El capital circulante es el activo corriente menos el pasivo corriente. Todo lo que en tu empresa pueda convertirse en efectivo en el plazo de un año es un activo corriente. Todo lo que vence dentro de un año es un pasivo corriente. Lo encontrarás en tu balance.
El pasivo corriente incluye cualquier factura que aún no hayas pagado, y el activo corriente incluye cosas como tu inventario actual de existencias, tus cuentas por cobrar (deudores) y el efectivo en el banco.
Poco más de un 10% de las empresas fracasan en sus primeros años de actividad. No porque hayan subestimado la necesidad de un producto o servicio, sino porque no han tenido en cuenta las variaciones de su capital circulante. Por eso, como propietario de una pequeña empresa, es importante que pienses en cómo estás financiando tus operaciones diarias y que mantengas un control estricto sobre la cantidad de capital circulante que tienes a mano.
La cantidad adecuada de capital circulante ayudará a tu empresa a crecer. Un capital circulante insuficiente repercutirá en el periodo de tiempo que puedes manejar entre el pago a tus proveedores y la obtención de dinero de tus clientes.
Obviamente, los niveles adecuados de capital circulante te ayudan a dirigir tu empresa con tranquilidad.
Para los inversores, los niveles de capital circulante bien gestionados pueden ser una buena medida del potencial y el éxito de una pequeña empresa. Dicho esto, cualquier signo de tensión en el capital circulante es una advertencia de que, si las condiciones del mercado no fueran favorables y las ventas bajaran, una empresa podría no ser capaz de cumplir con sus obligaciones financieras.
Cada empresa funciona de una manera diferente. Pero hay algunos puntos comunes en la forma en que el capital circulante se ve afectado por su funcionamiento. En general, hay tres cosas que influyen en la cantidad de capital circulante de que dispone su empresa: las cuentas por cobrar (o deudores), las existencias y el pasivo (a veces conocido como cuentas por pagar o acreedores).
Los deudores tienen un impacto directo e instantáneo en los cálculos del capital circulante. Por eso es tan importante contar con un apoyo que te ayude a estar al tanto de los deudores. Cualquier empresa que no cobre los importes a pagar con prontitud corre el riesgo de no tener suficiente capital circulante para funcionar responsablemente.
Al mismo tiempo, las existencias deben mantenerse en el nivel adecuado. Si no tiene suficientes existencias en la empresa o en tu cadena de suministro, el resultado podría ser una pérdida de negocio. Pero si tienes demasiadas existencias a mano, o las tiene caducadas, estás afectando negativamente a tu capital circulante.
Curiosamente, los acreedores suelen tener la influencia más tangible en tus finanzas. Cuanto más tardas en pagar tus deudas, más tiempo conservas el efectivo en el banco -el capital circulante- que puedes utilizar en tus operaciones. Hay que mantener un delicado equilibrio entre una práctica contable ajustada y una sólida gestión de la reputación.
Para responder a esta pregunta, tienes que revisar tus ciclos de explotación y de venta. Tienes que saber cuándo se producirán las ventas, cuáles son tus costes diarios y cuál será la diferencia entre las facturas que salen y las que entran.
Si tus cálculos se basan en el historial de ventas anteriores, esto puede ser un ejercicio relativamente fácil. Pero en muchas pequeñas empresas (sobre todo en las que están en fase de crecimiento o de puesta en marcha), la primera vez puede haber muchas conjeturas.
Por eso es tan útil contar con el apoyo de expertos en finanzas. El equipo adecuado puede ayudarte a analizar el número de días que tardarán los activos corrientes en transformarse en efectivo, y el número de días hasta que ese efectivo tenga que liquidar los pasivos pendientes.
Como empresario, también puedes comparar tu negocio con otros similares. Si es posible, crea regularmente "cuentas de gestión". Utiliza tu balance para controlar la cantidad de capital circulante que tiene tu empresa mensual o semanalmente (activo corriente menos pasivo corriente). También es muy importante crear una previsión de tesorería.
Es importante entender cómo funciona el ciclo del capital circulante en tu empresa y buscar orientación si las tendencias financieras indican si está bajo presión.