Los cambios nunca caen bien, y por eso es importante saber cómo manejarlos en las empresas.
El cambio es inevitable y siempre es necesario interiorizarlo, especialmente con la creciente era del mundo digital, que está evolucionando siempre en términos de tecnología e informática. Con la necesidad de cambio de las empresas para adaptarse a la digitalización de los flujos de trabajo y los procesos, la gestión del cambio entra en juego.
A pesar de que muchas personas y organizaciones han evitado o cuestionado la gestión del cambio, en realidad es un medio fundamental para que los proyectos y las empresas crezcan y mejoren su funcionalidad, ya que se centra en adaptarse y crecer junto con el cambio.
Hoy te mostraremos por qué es crucial la gestión del cambio, los procesos asociados al término y los factores clave que hay que tener en cuenta al ejecutarla exitosamente.
El cambio está en todas partes y es ineludible. Por ejemplo, con la era digital y los efectos del COVID el cambio se ha vuelto inevitable y esto es claramente visible con el trabajo a distancia y cómo las condiciones de trabajo anteriores estaban basadas en la oficina y ahora se han alterado en modos de trabajo a distancia o al menos en condiciones de trabajo híbridas.
Según una investigación realizada por la Harvard Business School, la gestión del cambio es muy importante y necesaria, porque ayuda a las empresas a tener éxito y a crecer. Este es un proceso complejo y duro, pero que refuerza superar las dificultades derivadas de la transformación y las características que aparecen en el camino.
Además, es importante porque ayuda a las empresas a gestionar y ascender en los cambios menores y mayores. Las fluctuaciones del mercado es otra de las formas fundamentales en que la gestión del cambio ayuda a las empresas, ya que con este proceso se garantiza que los cambios se superarán con un efecto mínimo y con el conocimiento previo de lo que se puede esperar y cómo hacerlo.
También garantiza un aumento de la productividad y el rendimiento, porque el cambio fomenta la innovación y una nueva forma de pensar en los flujos de trabajo habituales. Además, permite una mejor comunicación entre los departamentos y los empleados, lo que en última instancia aumenta la eficiencia y el éxito de los empleados.
Este se lleva a cabo a través de unos cuantos pasos esenciales que se derivan de la preparación de la organización para el cambio y la definición de la estrategia de gestión del cambio que se utilizará en primer lugar.
El primer paso del proceso se centra en la preparación de la organización para el cambio y la definición del enfoque. En este paso inicial para tener éxito y que todo funcione bien en cuanto al cambio es fundamental estar preparado. Además, para estar preparado aquí están los enfoques que hay que poner en práctica para ser eficaces: prepararse logística y culturalmente, definir la estrategia de gestión del cambio, preparar a tu equipo, definir patrocinadores y sensibilizar.
El siguiente paso se centra en la gestión del cambio en sí. Esto significa que los gestores deben diseñar un plan que adopte este cambio y que sea realista de alcanzar, como tareas, proyectos y objetivos. Aquí, es primordial tomar medidas y administrar los planes también. Tras este cambio de gestión, es fundamental administrar los cambios poniéndolos en marcha y utilizando planes, procesos y sistemas estratégicos.
La última etapa se centra en reunir los resultados y analizarlos. En esta etapa final se producen tres elementos, que son: la recopilación y el análisis de los resultados, la investigación de las deficiencias y la gestión de la resistencia, y, por supuesto, la celebración de los conocimientos.
Al igual que sucede al gerenciar, la gestión del cambio también posee factores clave que hay que tener en cuenta al ponerla en práctica. Estos son algunos de ellos:
Gestión de la carga de trabajo: la gestión del cambio puede ser difícil de gestionar debido a la cantidad de trabajo que puede conllevar el proceso. Sin embargo, para superar las ineficiencias de tiempo y los retrasos es crucial asignar y gestionar las cargas de trabajo de forma eficaz.
Integrar: hay diferentes departamentos y funciones relacionados con la gestión del cambio, por lo que es importante integrar a otros empleados para garantizar la igualdad y la productividad en la empresa.
Control: el control es un factor clave en la gestión del cambio, porque un mayor control sobre el cambio equivale a más poder y persuasión en el trabajo del área afectada.
Previsibilidad: la gestión del cambio puede provocar estrés, debido a su naturaleza fluctuante, pero proporcionar previsibilidad a los empleados les da la oportunidad de saber lo que está pasando y tomar el poder sobre la situación, en lugar de sentirse confundidos por la incertidumbre que tienen entre manos.
Relacionar: la gestión del cambio implica varios elementos de relación entre los empleados y esto puede ser agotador y estresante. Sin embargo, saber cómo funciona el cambio y cómo se llevará a cabo impulsará la positividad y la comunicación para mejorar también el relacionamiento.
Motivar: la motivación es un factor crucial en el que hay que centrarse cuando se inicia la gestión del cambio, porque da poder a los empleados y maximiza los resultados positivos, como la mejora de la productividad, los beneficios, etc.
Marco temporal: como todo proceso rápido, puede llevar a la confusión, por lo que es vital tener un marco temporal implementado entre la preparación para el cambio y el procesamiento del cambio en sí.
La gestión del cambio es una forma poderosa de superar los retos que han surgido durante la era digital, porque se centra en las formas de transformación con la máxima eficiencia y productividad para las empresas y organizaciones.